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Los comicios arrancaron este viernes y se extenderán durante 44 días. Alrededor de 970 millones de ciudadanos (de un país muy joven donde viven cerca de 1.420 millones de personas) tienen derecho a votar, más del 10% de la población mundial.
Pero la noticia más destacada que saltó en la previa a las elecciones fue el valor de todos los «obsequios» repartidos por políticos indios a cambio de votos: un récord de más de 530 millones de euros. Son 100 millones más que la suma de los sobornos previos a las anteriores elecciones.
El ECI ha señalado que los dos estados donde se han incautado más bienes relacionados con la compra de votos son Rajasthan y Gujarat. Ambos están en el norte. Y ambos son importantes bastiones del gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP). Además, el segundo es el estado natal del primer ministro Narendra Modi (73 años), el gran favorito para revalidar en las urnas un tercer mandato consecutivo.
India arrastra históricamente un grave problema de corrupción endémica, más extendida en el norte, en las regiones más pobres del país más poblado del mundo. El índice anual de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional sitúa a este gigante asiático en el puesto 93 de las 180 naciones que analiza, al mismo nivel que Kazajstán. Es habitual que, en periodo de elecciones, líderes políticos y medios hagan campaña en contra lo que llaman «incentivos electorales», una práctica muy arraigada para captar votantes.
